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Archive for the ‘Notícies’ Category

Público.es, EFE, Madrid, 25 de octubre de 2007.

El precoz poeta Arthur Rimbaud fue el “primer niño del punk rock”, afirmó la cantautora norteamericana Patti Smith durante la presentación de una exposición que la Casa Encendida dedica al “enfant terrible” de las letras galas, una de las más influyentes figuras de la literatura moderna.

“Vida y hechos de Arthur Rimbaud (1854-1891)” es la muestra más importante realizada en España sobre el poeta francés, según su comisaria, Lola Martínez de Albornoz, y propone un viaje por la trayectoria vital y artística del poeta, a través de sus manuscritos, cartas, fotografías, retratos y reliquias.

Patti Smith, que ofrecerá un concierto dentro de la programación de la muestra, se refirió a Rimbaud como un “gran genio lingüístico, tan bendecido como maldecido”, confesó que se enamoró del rostro del poeta y de sus versos con sólo 16 años, y alabó su “inteligencia suprema y su amor, combinados con la energía anárquica de la juventud”.

La cantautora, considerada “madrina del punk”, cuenta en su discografía con numerosos temas inspirados por la figura del poeta, y que forman parte de álbumes tan míticos como “Horses”.

“Vida y hechos de Arthur Rimbaud” se articula en dos partes, la primera, un recorrido por desde la infancia hasta la adolescencia del poeta, período marcado por su brillantez y su rebeldía; y la segunda, un registro de sus viajes alrededor del mundo, después de haber abandonado de forma definitiva la poesía.

Precoz para todo, Rimbaud escribió toda su obra poética desde los 15 hasta los 20 años, se fugó de casa para mendigar por las calles de París a los 16, y murió con 37 tras recorrer gran parte de Europa, Asia y África.

En sólo cinco años de creación, el escritor denominado “Shakespeare niño” por Víctor Hugo marcó un antes y un después en la poesía, con unos versos que en sus comienzos fueron de inspiración romántica y luego se alejarían del lenguaje referencial para experimentar con el simbolismo y adelantar el surrealismo.

La exposición retrata la doble cara de Rimbaud como genio lúcido y perturbado, autor de una poesía que “todavía nos espera hacia adelante”, propia de un escritor “que siempre quiso ser otro, nuevo, libre y del mañana”, según Miguel Casado, coordinador de un ciclo de conferencias que acompañará a la exposición.

El joven Rimbaud se alejó de la poesía “por un impulso vital” de seguir buscando la vida libre, a través de una huida que materializó en los viajes que emprendió sin destino fijo, explicó Martínez.

Así, la búsqueda de lo desconocido fue la motivación que le guió durante toda su vida, dijo la comisaria, “ya sea del sentido oculto de las palabras” durante su época creativa, o de “lugares y culturas lejanas”, en su etapa de viajero, que le llevó a destinos tan exóticos como Las Azores, Java, Adén o Yemen, donde falleció.

Su cuaderno escolar, los manuscritos originales de los poemas “Las vocales” o “Mi bohemia”, fotografías tomadas por el poeta en sus viajes, la correspondencia que mantuvo durante su tormentosa relación con Paul Verlaine y documentos policiales que recogen los violentos incidentes protagonizados por la pareja, son algunas de las huellas vitales del poeta que incluye la exposición.

Patti Smith, cantante.

“Hay que ser absolutamente moderno” fue el lema que Rimbaud puso en práctica su compleja e influyente obra, que le ha situado, de hecho, como “icono de la modernidad”, dijo Casado, quien añadió que ningún poeta actual “ha sido capaz de llegar adonde él está”.

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Público.es, EFE, Granda, 16 de enero de 2008.

Laura García Lorca, sobrina del poeta español, admirando la exposición de Rimbaud

El “enfant terrible” de las letras galas Arthur Rimbaud convivirá desde hoy con Federico García Lorca en la Huerta de San Vicente de Granada a través de la exposición más completa realizada en España sobre su vida, que propone un viaje por su trayectoria artística mediante manuscritos y otras reliquias.

“Vida y hechos de Arthur Rimbaud (1854-1891)”, que se exhibirá en la Casa Museo de Lorca hasta el día 27 de enero, trata de explicar el universo del poeta francés, una de las figuras más influyentes de la literatura moderna que escribió toda su obra poética desde los 15 hasta los 20 años, según ha explicado hoy la comisaria de la exposición, Lola Martínez.

La primera parte de la muestra hace un recorrido desde la infancia hasta la adolescencia del poeta, un período marcado por su brillantez y su rebeldía, mientras que la segunda refleja un registro de sus viajes alrededor del mundo, después de haber abandonado de forma definitiva la poesía y dedicarse al comercio y el tráfico de armas.

Rimbaud se fugó del entorno opresivo de su casa para mendigar por las calles de París con 15 años y volcar su fervor en el ejercicio de la poesía, para la que sentía que había nacido, en busca de lo desconocido.

La comisaria de la exposición ha explicado que el poeta usaba un lenguaje universal que describía “lo que no se podía expresar”, lo que le llevó a marcar un antes y un después en la poesía, con unos versos que en sus comienzos fueron de inspiración romántica y luego se alejarían del lenguaje referencial para experimentar con el simbolismo y adelantar el surrealismo.

La segunda vertiente del poeta reflejada en la exposición narra una vida dedicada a la eterna huida en la que recorre medio mundo para finalmente convertirse, ya exiliado en África, en comerciante, traficante de armas y explorador hasta los 37 años cuando muere en Marsella.

La exposición está dirigida tanto al público en general como al más especializado, según ha señalado Martínez, ya que se pueden encontrar valiosas piezas como los retratos tomados por Carjat en 1871, Delahaye, Verlaine, Régamey o Jef Rosman.

Asimismo, la muestra alberga algunos de sus manuscritos, como los poemas compuestos durante sus fugas de adolescente y convertidos hoy en clásicos: “Mi bohemia”, “El durmiente del valle”, “Vocales”, “Versos nuevos” o sus prosas de “Iluminaciones”.

Los textos de Rimbaud se reproducen en octavillas y son acompañados por grabaciones para escuchar su poesía, mientras que el catálogo, editado por Armero Ediciones, contiene un texto del poeta francés Bernard Noël, todo ello en la Casa de Lorca.

La exposición se ha podido visitar desde octubre en la Casa Encendida de Madrid y ha contado con la colaboración del Musée Arthur Rimbaud, la Bibliothèque Municipale de Charleville-Mézières, la Bibliothèque Royale de Bruselas y la British Library de Londres.

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El mundo, Matías Néspolo, 27 de septiembre de 2010.

Burdo bigotito de estibador portuario, párpados a media asta de borrachín de pueblo, mirada bobina, pelo corto y revuelto toscamente trasquilado y una expresión de cansancio embrutecido que no dice nada, pero quizá, por eso, lo dice todo.

Así se veía Arthur Rimbaud a los 26 años, como un hombre completamente vulgar. La fotografía, publicada el pasado abril en la ‘Revieu de Deux Mondes’, tras meses de debate y el concurso de decenas de investigadores, finalmente ha sido dada por buena. Es el autor del ‘Le bateau ivre’, aunque cueste reconocerlo. Se lo ve sentado en la terraza del Hôtel de l’Univers en Adén (actual Yemen) junto siete personas, entre ellas el famoso explorador Henri Loucereau, que moriría poco después de esa instantánea tomada en otoño de 1880 –se creía hasta ahora que Rimbaud y Loucereau jamás se habían cruzado en el Cuerno de África–.

Se trata de la novena fotografía del poeta, pero la primera que muestra con claridad las facciones adultas de Rimbaud y una de las pocas que revela la suerte del más terrible ‘enfant terrible’ en su misteriosa segunda vida. Aquella que comenzó a los 19 años, cuando el jovencito que había hecho saltar por los aires a la poesía francesa dándole vida al verso libre 15 años antes de que tuviera curso legal, que había compuesto un sinestésico soneto titulado ‘Voyalles’ –que se convertiría, junto con las Correspondances de Baudelaire, en el manifiesto del simbolismo– y que se proponía “alcanzar lo desconocido por medio del desarreglo razonado de todos los sentidos”, decidió llevar a la práctica el ‘adieu’ a la poesía con el que cerraba su insuperable ‘Una temporada en el infierno’. Lo dejó todo. Abandonó los versos y la vida bohemia, dejó a su tormentoso amante Paul Verlaine, se despidió de Europa y se alistó como soldado colonial rumbo a Abisinia, donde acabaría de traficante de armas y seguramente, aunque no ha podido ser comprobado, también de esclavos.

“Si Hanna Arendt nos descubrió que el mal tiene una cara vulgar, ¿qué otra cara puede tener un poeta?”, dice Joan Margarit
Ahora la fotografía de Adén trastoca la escasa iconografía del poeta, porque en ese vulgar traficante de armas no queda ni rastro de aquel infernal genio adolescente de ovalado rostro angelical y ojos inescrutables de la famosa fotografía de Carjat o del muchacho de melena romántica y mirada soñadora que medita junto a Verlaine en la tela de Fatin-Latour ‘Coin de table’. Y puede que la imagen también haga mella en uno de los misterios más grandes de la historia de la literatura: el de su silencio definitivo. Incluso quizá erosione el mito del aventurero que prefirió escribir la poesía con su propio cuerpo y a cielo abierto.

Sin embargo, al Premio Nacional de Poesía Joan Margarit, ese desconocido rostro de Rimbaud adulto no le provoca desasosiego alguno. “Desde que Hanna Arendt nos descubrió que el mal tiene una cara vulgar, qué otra cara puede tener un poeta”, fustiga con malicia. Lo cierto es que el precoz poeta que proclamaba que “Je est un autre” lo comprobó por sí mismo casi una década después. Porque sin duda el de la fotografía es otro Rimbaud, otra persona que al poeta catalán no le interesa en absoluto. “Sus ‘Cartas de Abisinia’ me aburrieron mortalmente, lo único que hace es pedir destornilladores”. Margarit entiende la leyenda de su segunda vida como un “gran malentendido”. “Pasa lo mismo que con los niños prodigio del piano o el ajedrez que luego tienen una vida desgraciada. Si algo se le puede pedir a la fortuna es que te acompañe hasta los 60, no que pase fugaz a los 15”, resume.

Quien no lo tiene tan claro es su colega valenciano Carlos Marzal, que frente a la disyuntiva de elegir entre el poeta y el mito opta… por ambos. “Hay que ser mitómano hasta cierto punto”, dice. Y Marzal confiesa que lo es, “pero no me dejo engatusar del todo porque ese tipo de relatos pertenecen a la ficción literaria”. Marzal reconoce que “la biografía de los autores no tiene porqué engrandecer ni empequeñecer la obra”, pero en el caso de Rimbaud le resulta difícil separar tajantemente una y otra.

En todo caso, esta otra cara del poeta, a Marzal no le sorprende; incluso se diría que lo tranquiliza. “Añade una faceta lógica, la del envejecimiento y decadencia de todo ser humano”, dice, porque entre los excesos de la bohemia adolescente y los años extremos a orillas del Mar Rojo, la edad vital de Rimbaud sobrepasa y en mucho a la cronológica. “Además, pensar que el genio es imbatible y sin interrupción, como decía el propósito baudeleriano, es absurdo”, añade.

Tampoco sorprende a Luis Antonio de Villena la fotografía de este traficante de armas. “El segundo Rimbaud sin duda era otro, tuvo que envejecer por fuerza haciendo sus trapicheos en una zona cuya geografía hoy en día es durísima, pero en 1880 era extrema”. Sus ‘Cartas de Abisinia’ “no son en ningún caso literatura”, reconoce, “y, en definitiva, su vida en sí carece de interés”. Pero “funciona como telón de fondo que certifica la verdad de su gesto y el mito no se rompe; al contrario, se hace veraz”, dice el autor de ‘La prosa del mundo’.

Pese a lo decepcionante que pueda resultar la imagen que echa por tierra la mítica del aventurero, De Villena la valora como una prueba irrefutable “de que su ruptura con la poesía y con Occidente fue completa”.

Y lo que sí tiene mucho interés es justamente lo que la fotografía no muestra: qué pasaba por la cabeza de ese hombre vulgar. De Villena resume el misterio en tres preguntas: “El porqué de su silencio definitivo, qué pesaría de su etapa de poeta y del interés que ya estaba despertando su obra, porque alguno ecos le debieron de llegar”. Las respuestas se las llevó a la tumba una década después de la fotografía de Adén, cuando el eterno adolescente que había dejado la poesía por un viaje sin retorno al corazón de las tinieblas murió a consecuencia de una gangrena. Tenía 37 años.

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ABC.es, Juan Pedro Quiñonero, París, 23 de mayo de 2008

Se ha descubierto y recuperado como inédito uno de los legendarios textos de Arthur Rimbaud (1854 – 1891) publicados en un periódico por uno de los patriarcas de la lírica contemporánea, cuando aspiraba a ser periodista, mucho antes de escribir los libros incendiarios que contribuyeron a cambiar el rumbo de la poesía contemporánea.
El director de cine Patrick Taliercio ha descubierto en una librería de viejo, en Charleville, ciudad natal del poeta, tres ejemplares de un periódico difunto, «Le Progr_s des Ardennes», donde Rimbaud publicó el 25 de noviembre de 1870 un artículo titulado «El sueño de Bismarck», firmado con el pseudónimo de Jean Baudry, desconocido y jamás recuperado, hasta hoy.
Se trata de una revelación espectacular, que no modifica nuestra visión de la obra de Rimbaud, pero que sí matiza varios puntos importantes de su biografía.
«El sueño de Bismarck» es un artículo literario, visionario y ácido, de una actualidad candente, en su día. 1870 fue el año de la guerra franco-prusiana, el año que precede a la Comuna de París, el incendio social, político y cultural que una importancia tan crucial tendría para Rimbaud.
A lo largo de la primavera y verano de 1870, Rimbaud había enviado poemas a varios periódicos de provincias. En vano. Hasta que el director del «Progr_s des Ardennes» le respondió de manera fulminante: «¡No me envíe más poemas! ¡Irán todos a la papelera! Si acaso, envíeme algo de actualidad. Veré si lo publico».
Bismark a la carga por Europa
Dicho y hecho. El 29 de agosto de 1870, el adolescente Rimbaud (tiene 16 años) huye a París, semanas antes de la trágica batalla de Sedán. Aquella primera fuga termina de manera patética y humillante: con una paliza maternal, en Charleville. El artículo data de aquel melancólico otoño. Y Rimbaud evoca el bien real sueño imperial de Bismarck, cabalgando a paso de carga por una Europa sometida a la bota prusiana, hasta conquistar París… Meses más tarde, Rimbaud volvería a huir a la capital, evocada en sus grandes poemas a la luz apocalíptica de la Comuna, el acontecimiento histórico que consumaba la profecía del aprendiz de periodista, y la profecía mesiánica del poeta que contribuirá a cambiar el rumbo de la poesía moderna. Sabíamos, por las cartas de Rimbaud a su amigo Delahaye, que le poeta soñó con el periodismo. Pero las tropas prusianas hundieron a bombazos el único periódico donde Rimbaud publicó uno o varios artículos. De ahí la importancia simbólica del artículo recuperado. «Le Progr_s des Ardennes» no volvió a publicarse, jamás. El azar nos descubre la diminuta joya preciosa de un inédito de Rimbaud.

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ABC.es, M.Güell, 13 de enero de 2011

La compañía Iguana Teatre estrena su último montaje «No t’en riguis de Rimbaud»

BARCELONA
El Espai Brossa es el escenario perfecto para explicar las peripecias de Arthur Rimbaud. El montaje que llega desde Mallorca convoca a dos actores (Caterina Alorda y Joan Bauçà) y un pianista (Agustí Aguiló) con muchas ganas de explicar la vida de este poeta maldito.
«No te’n riguis de Rimbaud» aterriza con la firma de la compañía mallorquina Iguana Teatre. Su director, Pere Fullana, explicó ayer en el entorno inigualable del bar Pastís, que la obra ya se ha representado en Palma y desveló que se trata de una propuesta escénica «muy fácil de explicar, pero muy difícil de definir». En este sentido, comentó que se trata de una aproximación a la vida y la obra de Arthur Rimbaud, a partir del cabaré, evolucionando desde la muerte del escritor en Marsella, a los 37 años a causa de un tumor en la rodilla, y rememorando su implicación en la Comuna de París, su relación tormentosa con Paul Verlaine y su mismo nacimiento en las Ardenas. Para Fullana, «se juega» con todos estos materiales, sin olvidar que Rimbaud también fue traficante de armas y de esclavos. «Hay una mezcla de sarcasmo y emoción, con la base de una vida apasionante», concretó.
Respecto al formato, el director mallorquín ha indicado que el «cabaré es un símbolo desmitificador, a la vez que muy enraizado en todas las vanguardias». El pianista Agustí Aguiló añadió que la música que aparece a lo largo de la obra es «jazz impresionista para dar color a lo que los actores dicen». En este sentido, tanto Caterina Alorda como Joan Bauçà coincidieron en que han podido descubrir a un personaje «muy interesante e inacabable al que se acercan de una manera muy lúdica y divertida», con escenas en las que la pierna amputada del poeta adquiere un gran relieve.

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El vértigo fijado

El país, Antonio Ortega, 30 de junio de 2007

Una nueva edición y traducción de Arthur Rimbaud siempre es bienvenida. Hoy en su Obra poética se vuelve al texto puro y en Iluminaciones, Antonio Colina revisa su propio trabajo.

Más de un siglo después de su muerte no somos capaces de determinar el alcance de la figura y la obra de Arthur Rimbaud. Casi siempre nos contentamos con señalar la extraordinaria velocidad con la que se sucedió su vida y la prodigiosa capacidad de su escritura. De los grandes poetas de la literatura francesa moderna, seguramente sea el que haya ejercido una influencia más decisiva. Es a la vez punto de llegada y de partida, ejemplo del movimiento incesante del acto mismo de la creación: una obra tejida sobre la misma tela de la existencia, fruto de una continuidad en la que la escritura se anticipa a la vida proclamando su futuro. El inventario existencial y espiritual que aparece en sus textos poéticos, con su carga literaria y vital, viene a reafirmar esta premisa con su testimonio fehaciente: “Pauté la forma y el movimiento de cada consonante, y, con ritmos instintivos, me precié de inventar un verbo poético accesible, tarde o temprano, a todos los sentidos”.

OBRA POÉTICA COMPLETA

Arthur Rimbaud
Traducción de Miguel Casado y Eduardo Moga
Prólogo de Miguel Casado
Epílogo de Eduardo Moga
Edición bilingüe
DVD. Barcelona, 2007
431 páginas. 14 euros

ILUMINACIONES
Arthur Rimbaud
Edición y traducción de Antonio Colinas
Edición bilingüe
Devenir. Madrid, 2007
155 páginas. 12 euros

Un centenar de páginas bastaron para establecer casi todas las posibilidades de la poesía: tras ellas casi nada nuevo, casi nada que decir, y todo por volver a hacer y a decir. Ésta es su lección: demostrar de una vez por todas que la poesía es lo que es y nunca es lo que es, que es una lengua siempre en juego: un juego de sentidos, de ajuste y relaciones, un juego de figuraciones e identidades fruto de una generosa distribución de percepciones y de sonidos nuevos; el producto de una palabra repleta de fulgores y cortocircuitos, de retractaciones y contradicciones; un derroche de incontables y fabulosas energías. Rimbaud consiente que sea posible leer su obra “literalmente y en todos los sentidos”. Como pone de manifiesto el poema Saldo, en esta inaudita abundancia de hallazgos que la escritura agota tan velozmente, se acaba por liquidar casi cualquier cosa: “Se venden los Cuerpos, las voces, la inmensa opulencia incuestionable, lo que no se venderá nunca”. Aquí están, a la vez, la maravilla de la escritura y el ardor de su desastre.

Así es como la poesía permanece poesía y no se hace mera literatura, asumiendo la posibilidad de su desastre, haciendo de su capacidad de sucumbir parte de su naturaleza. Como acertadamente señala Miguel Casado en su equilibrado prólogo: “Yo es otro, es varios, cualquiera, pues; su voz no es la de un sujeto, la de una subjetividad, sino una voz, la voz de nadie. Poesía objetiva”. Ésa es su vocación, sobrepasarse a sí mismo y a sus excesos: ser poema. Léase así el titulado Infancia: a la tercera sección, que desarrolla una sucesión de versos que comienzan por “hay” y que no son más que escenarios extraordinarios y realidades imaginarias, le sigue una cuarta donde se multiplican los “yo soy”, las posibilidades de autodefinición. Hay lo que es y lo que no es, y por tanto soy otro. La identidad es tan innumerable como la realidad que la rodea y que la habita. Soy todo lo que pueda ser si las palabras quieren que lo sea: “Soy dueño del silencio”.

Todo lector responsable -tras la sucesión de biógrafos, editores, traductores, críticos y hagiógrafos que durante años han difundido su vida, estudiado su obra y establecido sus mitos- se pregunta si es posible y necesaria una nueva edición y traducción de la obra de un poeta que dejó de escribir con tan sólo 20 años. La respuesta es que no es solamente posible sino deseable. Sobre todo en una edición libre de toda erudición, como es esta Obra poética completa, en excelente traducción de Miguel Casado y Eduardo Moga, que nos remite a esa música atonal que, atenta a las contradicciones y la potencia de la frase, consigue integrar forma y materia: es una vuelta al texto puro, a su letra objetiva, a la precisa comprensión de sus detalles. Aquí tenemos la sensación de leer sus poemas por primera vez, de sentir de nuevo la provocación de su extrañamiento, que su lenguaje sigue estando abierto a nuestras experiencias. Los poemas de Rimbaud no son herméticos galimatías, y sus lectores no tienen que ser maniáticos, sino lectores de buena fe.

La versión de Iluminaciones que Antonio Colinas nos ofrece responde sin embargo a un impulso personal, al placer deparado por una lectura que incita a la inmediata traducción, como esta que, ahora revisada, fue realizada hace 38 años, en el otoño parisiense de 1968: a la historia personal se suma la colectiva, y al impulso imaginativo juvenil la intención estética. Aunque inseparable de su tiempo, una de las claves de Rimbaud está en “el desasimiento soñado, la ruptura de la gracia atravesada de violencia nueva” que expresa el poema Genio, y esa liberación hace que su escritura sea capaz de superar su propio tiempo y ejercer sobre el lector de hoy la misma e incuestionable fascinación, la de quien “escribía silencios, noches, anotaba lo inexpresable. Fijaba vértigos”.

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El País, Elsa Fernández-Santos, Madrid, 20 de marzo de 2009

Las cartas inéditas del poeta, casi unas memorias, descubren su faceta más íntima

Para Albert Camus era “el más grande de todos”, y Patti Smith lo consideraba “el primer poeta punk”. A Arthur Rimbaud (1854- 1891) le bastó un libro, Una temporada en el infierno, para convertirse en mito. Tenía 18 años y poco después decidió que la literatura había muerto para él. Quería vivir todas las vidas. Y, aunque murió a los 37 años de un cáncer de huesos, casi lo consiguió. Prometo ser bueno: cartas completas (Barril & Barral) reúne la correspondencia completa del poeta. Misivas autobiográficas que revelan los miedos y anhelos en la desesperada voz de un hombre condenado a errar, que viajó incansablemente, fue profesor, mendigo, explorador, comerciante, traficante de armas y hasta miembro de un circo. La desamparada huida de un poeta cuyas consignas visionarias -“Yo es otro”, “Hay que ser absolutamente moderno”, “La verdadera vida está ausente”- le convirtieron en el gran mito de la rebeldía adolescente. Lejos de esa imagen, su correspondencia, iné-dita hasta ahora en España, descubre a otro Rimbaud. Más íntimo y alejado de la leyenda.

Inquieto, irascible e insensato, también creció y añoró sentar cabeza
“¿De qué sirven estas idas y venidas, estas fatigas?”, escribe en 1883
El libro incluye el ‘dossier’ con el juicio por el disparo a su amante, Verlaine
“En fin, nuestra vida es miserable, una miseria eterna. ¿Para qué vivimos?”
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Un aire de familia editorial
Inquieto, irascible e insensato, también añoró sentar la cabeza. En 1883 confiesa a los suyos el deseo de tener una familia: “Isabelle [su hermana] se equivoca con su decisión de no casarse si alguien serio y experimentado se presenta, alguien con un futuro. La vida es así y la soledad es mala cosa. Yo echo de menos el estar casado y tener una familia. Pero estoy condenado a errar […] ¿De qué sirven estas idas y venidas, estas fatigas, estas aventuras junto a razas extranjeras, estas lenguas con las que uno se llena la memoria y estas penas sin nombre si no puedo, pasados algunos años, descansar en un lugar que me guste, encontrar una familia y tener un hijo con el que pasar el resto de mi vida, educándolo como quiera, crear y armar la instrucción más completa que alguien pueda esperar, y que lo vea convertirse en un ingeniero prestigioso, un hombre rico y poderoso gracias a la ciencia?”.

Y en 1889, el poeta muestra un apego familiar impropio del mito: “Mi querida mamá, mi querida hermana: al mismo tiempo que me excuso por no escribiros más a menudo, aprovecho para desearos un feliz año 1890, una buena salud. Sigo muy ocupado y me comporto lo mejor que soy capaz mientras me aburro mucho, mucho. Recibo también pocas noticias vuestras. Sed más prolijas y no dudéis que soy vuestro servidor”.

Atrás quedan la rabia y el entusiasmo de sus cartas a Paul Verlaine, amante, que cansado de su joven y embarazada mujer huye con él y le llama “el hombre de las suelas de viento”. La relación de Verlaine y Rimbaud no tardó en convertirse, tal y como la definió el propio poeta, en las de “un marido infernal y una virgen loca”. En julio de 1873 escribe: “Vuelve, vuelve, querido amigo, amigo único, vuelve. Prometo ser bueno. Si me he mostrado desagradable contigo, fue tan sólo una broma; me ofusqué, me arrepiento de ello más de lo que eres capaz de imaginar. Vuelve, todo se habrá olvidado totalmente. ¡Qué desgracia que te hayas tomado en serio esta broma! No paro de llorar desde hace dos días. Vuelve. Sé valiente, querido amigo. Nada está perdido todavía. […] No me irás a olvidar, ¿verdad? No, no puedes olvidarme, yo te llevo siempre conmigo”.

Además de las cartas, Prometo ser bueno (que el lunes se presenta en Madrid en una jornada en el Centro Cultural Moncloa que incluye un recital de poesía, un concierto, una mesa redonda y la proyección de un documental) reúne el Dossier de Bruselas con las declaraciones e interrogatorios sobre el disparo a Paul Verlaine, las cartas de su hermana Isabelle a su madre y un artículo, de cuya autoría no se tenía constancia hasta 2008, publicado con el seudónimo de Jean Baudry en una revista en 1870.

La vida dejó su huella en el poeta de los ojos azules (“Me porto bien, pero el pelo se me encanece por minutos. Hace tanto tiempo que esto sucede que temo que mi cabeza parezca ahora a la de una borla de maquillaje. Resulta desoladora semejante traición del cuero cabelludo, pero ¿qué hago?”). Hasta que en 1891, meses antes de que le amputen la pierna carcomida por el cáncer de huesos que le matará, pide a su madre que le envíe unas medias para aliviarle. “Me encuentro mal. Tengo en la pierna derecha varices que me hacen sufrir mucho. […] Hazme este favor: cómprame un remedio para las varices, para una pierna larga y enjuta. […] La mala alimentación, los alojamientos malsanos, las ropas demasiado ligeras, los problemas de todo tipo, el aburrimiento, la rabia permanente en medio de negros tan imbéciles como canallas; todo esto ataca profundamente la moral y la salud en muy poco tiempo. Uno envejece muy rápidamente aquí, como en todo el Sudán”.

Ya con la pierna amputada, en un hospital de Marsella, incapaz de dormir y descansar por los dolores, le escribe a su hermana Isabelle: “Mi querida hermana: No me has escrito. ¿Qué ha pasado? Tu carta me asustó, me gustaría tener noticias tuyas. Espero que no sean nuevos problemas, ¡ya tenemos bastantes! No dejo de llorar día y noche, soy un hombre muerto, lisiado de por vida. […] No sé qué hacer. Todo esto me ha vuelto loco: no consigo dormir ni un solo minuto. En fin, nuestra vida es miserable, una miseria eterna. ¿Para qué vivimos? Enviadme noticias”.

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Fotografía de la época, Rimbaud sale en la izquierda.

El país, Antonio Jiménez Barca, París, 16 de abril de 2010.

Hace dos años, dos libreros parisinos encontraron en un mercado de antigüedades francés un lote de papelotes, documentos, cartas viejas y postales del siglo XIX. Entre estas últimas, hallaron una que llamó la atención de su olfato: mostraba a seis hombres y una mujer, todos europeos, sentados en un porche, en torno a dos mesas. La foto había sido tomada en algún momento entre 1880 y 1890. El reverso de la postal daba pistas interesantes sobre un lugar preciso: Hotel del Universo. El hotel en cuestión se encontraba en Aden, Abisinia (actual Yemen). Fue entonces cuando el olfato de “cazadores de tesoros” de los dos libreros, como ellos mismos se definían ayer en el periódico Le Figaro, se aguzó aún más.

Ese hotel era el que utilizaba, a finales de su vida, el por entonces ex poeta Arthur Rimbaud, nacido en 1854 y reconvertido a los 20 años, tras su tormentosa relación amorosa con Paul Verlaine con disparos de por medio, en traficante de armas en África. Los dos libreros, Alban Caussé y Jacques Desse, se hicieron con el lote (no han especificado todavía por cuánto) con la intención de investigar más. Tras las primeras pesquisas, enseñaron el hallazgo a un experto, Jean Jacques Lefrère, biógrafo del autor de Una temporada en el infierno, que les confirmó lo que su intuición les había soplado: el primer hombre por la derecha era Rimbaud. Así, la postal se convierte en la única fotografía que muestra al poeta adulto, más allá del famoso retrato de juventud reproducido en todas las antologías y manuales de literatura del mundo y de otras tomadas con más edad pero que no enseñan su cara con la suficiente nitidez.

Tampoco es que en la postal, tomada de lejos, en medio de un grupo, se le vea muy claramente. Pero según Lefrère, algunos rasgos inconfundibles del rostro de ese hombre no dejan lugar a dudas. La línea algo irregular del arranque del pelo, la forma de los labios demuestran que el tipo sentado, con bigotito y cara de hastío, es Rimbaud que mira desde la eternidad con “esos ojos hirientes a fuerza de claros”, según afirmó un amigo de juventud, de cuando jugaba a destruirse junto a Verlaine.

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Cartel del evento.

El país, Ana Teruel, París, 18 de mayo de 2010

Una muestra en París trata el impacto del poeta maldito en la cultura pop – Del arte a la danza, su figura ha inspirado casi todos los ámbitos de la creación

Apenas se conserva un centenar de páginas de su poesía, el instrumento con el que quiso “cambiar la vida” y que abandonó a los 20 años. Y sin embargo, más de un siglo después de su muerte, Arthur Rimbaud parece más presente que nunca. De esa omnipresencia da buena cuenta una deslumbrante exposición en París, acertadamente titulada Rimbaudmanía, la eternidad de un icono -en la Galerie des Bibliothèques-. Disecciona el impacto del poeta maldito en la cultura moderna y, lo que la hace más original, no discrimina entre la alta y la baja cultura.

La muestra, que reúne más de 300 piezas, parte de varios y muy preciados manuscritos del autor. El del poema Vocales, o la carta conocida como “la del vidente”, dirigida a Paul Demeny en mayo de 1871. En ella, el escritor le expuso su visión de la poesía. Junto a estos, ediciones de su obra en casi cualquier idioma, y eso incluye el cingalés (!).

Joan Miró, Léger o Sonia Delaunay ilustraron ediciones especiales del autor
Abarcar el impacto global del poeta no ha sido tarea fácil, asegura Claude Jeancolas, comisario de la muestra y especialista en Rimbaud. Pocos autores pueden presumir de haber inspirado a compositores clásicos variados. Un ejemplo, Les illuminations, del británico Benjamin Britten, inspiró una coreografía del maestro Maurice Béjart.

Joan Miró, Fernand Léger o Sonia Delaunay son sólo los más sonoros nombres de la pintura que han ilustrado ediciones especiales de los escritos de Rimbaud, expuestos junto a retratos del artista firmados por Pablo Picasso o Jean Cocteau. También ha sido una fuente de fascinación para fotógrafos, dramaturgos, artistas callejeros o de cómic. ¿Y el cine? A juicio de Jeancolas, aún no se ha rodado la película definitiva sobre Rimbaud. Pier Paolo Pasolini o Carlos Saura coquetearon con la idea, aunque ambos se toparon con problemas de financiación.

La explosión del fenómeno Rimbaud se remonta a los años cincuenta, cuando la figura del poeta salió de los círculos literarios para conquistar la imaginación de generaciones de lectores apasionados. En Francia, el gran salto se produjo en el centenario de su nacimiento; en 1954, la revista Paris Match le dedicó su portada y ocho páginas, bajo el titular de Arthur Rimbaud: ángel o demonio. En Estados Unidos, la figura del poeta en su faceta más irreverente caló en el gran continuo de la contracultura a través de los escritores de la beat generation.

“Lo fascinante de Rimbaud es que cada cual puede reconocerse en él”, explica Jeancolas. “Su obra y su vida tienen partes sombrías que cada uno pude rellenar con sus aspiraciones”. El Rimbaud relacionado tortuosamente con Paul Verlaine devino icono gay; la prensa juvenil entretiene el mito del adolescente rebelde y los viajeros siempre contarán con el trotamundos que dejó París para explorar las tierras africanas.

Aunque la imagen más presente de todas acaso sea la de la fotografía tomada por Etienne Carjat, que muestra a un Rimbaud adolescente de pelo revuelto y con aspecto de dandi. Un retrato con poderes de seducción planetarios. En la muestra, aparece en camisetas, bodys de bebé, chapas y ¡hasta en un tanga!

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Libro de Rimbaud traducido por Abeleira.

El País, Daniel Salgado, Santiago, 2 de Agosto de 2012

Fue Vicente Risco el primero que se atrevió a verter al gallego un poema de Rimbaud. Concretamente, el pórtico de Iluminacións. Después se enfrentó a él Manuel Antonio, cuya vida y leyenda parecen, por momentos, una sombra de la del poeta francés. El académico Xosé Luís Axeitos acaba de rescatar la lista de textos rimbauldianos que el autor de De catro a catro pensaba traducir. Lois Tobío, Perfecto Andrade o Xesús González Gómez también entraron en esa jungla visionaria y descarnada, inaudita y terrible, que Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 – Marsella, 1891) escribió entre los 16 y los 20 años. Pero sólo ahora un libro completo y exento llega a las librerías: Iluminacións, según la versión gallega del poeta Xoán Abeleira (Maracay, Venezuela, 1963).

“Se trata de una de las obras más influyentes de la historia de la literatura”, no duda en afirmar el traductor, “la que inventa el poema en prosa y la que contiene los primeros poemas en verso libre”. Y, sin embargo, las radicales innovaciones formales que incorporó Rimbaud a la literatura occidental no fueron lo decisivo en la elección de Abeleira. “Lo que más me interesa es su concepción del poeta y de la poesía”, explica, “como alguien que se construye a sí mismo para devenir en vidente y que replantea el tema de la inspiración”. Ya no más musas revoloteando: la poesía se encuentra dentro de quien escribe, funciona como autoconocimiento y “descubridora de misterios”. “A eso alude su célebre frase ‘Eu é outro’, precisamente”, recuerda. Esta dinámica del extrañamiento rompe con el romanticismo entonces dominante en Francia, arma el poema como objeto y funda una dinastía que se detiene, mapea Abeleira, en Mallarmé, Valente “o incluso Novoneyra”.

Une saison en enfer \[Una temporada en el infierno\] y Iluminacións —compuestos entre 1873 y 1875— sirven, además, de piedras basales para la vanguardia más productiva del siglo XX, el surrealismo. No por casualidad, Arthur Rimbaud figuraba en el altar laico del patriarca del ismo, André Breton. “Cuando los surrealistas unen aquello de ‘cambiar la vida’ de Rimbaud y el ‘transformar el mundo’ de Marx actualizan al poeta”, asegura el traductor, “porque a partir de Rimbaud, el poeta se transforma a sí mismo mediante la poesía para transformar el mundo”.

Y ese impulso llega, mal que bien, a las letras gallegas hoy. En Olga Novo, Chus Pato o François Davo detecta su huella Xoán Abeleira. “Lo cierto, de todas maneras, es que no existe poeta en el mundo que no haya leído, para bien o para mal, a Rimbaud”. Aunque eso no garantiza nada porque, aduce, “la poesía joven que conozco está muy alejada del concepto rimbauldiano de poema y de poesía; esta no puede ser un fin, lo importante es el proceso anímico y espiritual de escribir, esclarecer la mente”. Por las puertas que Rimbaud echó abajo en el siglo XIX, justo antes de emigrar al Cuerno de África y, entre otros asuntos, dedicarse al tráfico de armas, transitó el traductor Abeleira hace ya 30 años. El resultado, presentado ayer en la Feira do Libro da Coruña, lo publica la colección autogestionada de poesía Banfile.

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